Desde el cuerpo, nuestro físico, a la personalidad, la amistad, el amor, la vida......nada nos encaja, nada lo trabajamos, para nada tenemos paciencia, nada nos hace felices, y por lo tanto lo diseñamos a la carta, a nuestro gusto. Y eso nos llena momentaneamente. Es la lucha por la sensación de perfección y felicidad. Nos olvidamos que todo tiene sus defectos, sus imperfecciones, un lado negativo, y que hay que aprender a conocerlo, entenderlo como tal, aprender a convivir con eso, aprender a aceptarlo, y por qué no, en muchos casos quererlo con sus defectos e imperfecciones. Eso a la larga nos hace más felices, aunque no sea inmediato en este mundo regido por la inmediatez, pero va dejando ese poso de descanso y bienestar que tan bien hace en nuestro interior. La aceptación no está reñida con el deseo de mejorar, en cambio es una lucha titánica contra los sustitutos rápidos e inmediatos a un utópico mundo perfecto y feliz.
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