Por todo el dolor causado. Por tanto sufrimiento. Por tanta tristeza. Por tanta injusticia. Por degenerados. Por mal nacidos, malvados y miserables. Por alimañas de la peor especie. Por cobardes. El que empuña una pistola contra un inocente, el que pone una bomba y mata inocentes. Y los que desde fuera sin apretar el gatillo o el detonador, les jalean, les aplauden, gritan por su excarcelación, se manifiestan pidiendo la separación y autodeterminación. Y los que dentro del sistema democrático los enaltecen y apoyan, exigen derechos.
Que la Justicia benévola de una vez sea implacable, contundente, y justa, y que los asesinos se pudran en la cárcel de por vida, tal vez allí cuando les acaben de quitar el alma y el corazón como a todos los familiares de las víctimas, comprendan, y cuando su propio odio, aborrecimiento, rencor y saña se vuelva contra ellos.
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