El otro día inspirada por una lectura, pensaba en un lugar donde se pudiera vivir de otra manera posible. Al menos un lugar para cuando estuviéramos agotados pudiéramos ir y descansar. Alejados de la rapidez, las farsas, imposiciones, el bombardeo de cosas, personas, políticas y políticos ineficacez, corruptos, de las espirales de violencia y miedo, del apego y las necesidades innecesarias, de las cargas de nuestros primer mundo, donde la libertad, la elección, el compromiso, la paz interior y el bienestar primen. Vivir con muy poco, tranquilamente, en el lugar y la casa parecida de nuestros sueños, de la forma que quisiéramos, con quien quisiéramos, ser nosotros dueños y protagonistas absolutos de nuestra vida, sin hilos sueltos que puedan ser manejados ni tampoco ser usados como ataduras. No sé si esto se acerca a la felicidad, pero sería bueno que el ser humano tuviera la oportunidad alguna vez de poder experimentarlo en su vida.
A veces tanta convulsión me da por pensar cosas.
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