A veces dígase lo que se diga, hágase lo que se haga, nunca se ama bastante. Tendríamos que dejar hablar más al corazón, una palabra cálida y sincera llena más y llega más que muchas dichas desde la razón, prodigar amor en cada uno de nuestros actos, desde el más simple e insignificante. Nuestras mayores realizaciones son las que llevamos a cabo con amor.
Mi búsqueda para ser mejor persona empieza por ahí.
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