La felicidad se hace de instantes, momentos, que apiñados unos con otros hacen que sintamos esa sensación, y estado, tan maravilloso. Y hay noticias en el diario infierno del mundo, que contribuyen a ese instante, momento, y a esa sensación y estado. Cuando más negro y sombrío es todo, cuando la gente vive más desilusionada y triste por las circunstancias que nos rodean y que a todos nos afectan en mayor o menor medida, la gente necesita recuperar esa ilusión, esa esperanza y alegría a través de la bondad. Ese lado bueno, altruista y solidario que esconde la humanidad, y que si no existiese hubiéramos dejado de existir. La gente es buena, y no solo en Navidad o en algún terremoto, es buena ante el infortunio o la desgracia, aparezca cuando aparezca y con quien sea, en Navidad o cuando sea. Nos conmueve la pena, la tristeza, el sufrimiento, el dolor, sino dejaríamos de ser humanos, y compartimos desde una sonrisa, una palabra, hasta aquello que podemos y no podemos. Y una niña y una joven sonríen más, están más ilusionadas y esperanzadas, llenas de alegría. La bondad y solidaridad de la gente, en especial aquellas que ni siquiera conocen ni saben donde viven, ha hecho posibles las sonrisas, la ilusión y la alegría. Una ha conseguido una silla de ruedas adaptada para una joven tetrapléjica, y la otra una operación para su corazón y pulmones enfermos, y espera poder hacerse las otras dos operaciones que le quedan. Todo ello gracias a que miles y miles de personas anónimas han recogido y donado los tapones de las botellas a una empresa que los recicla y paga por ello. 3,650 euros por una silla de ruedas adaptada, y 400,000 para dos operaciones.
Y yo me pregunto......¿dónde está la bondad de la gente con dinero?, ¿dónde está la bondad de las instituciones?.....¿por qué siempre son más bondadosos y solidarios la gente de a pie?Y en días como hoy, por un instante soy feliz.
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