Que un delincuente prófugo salga en una televisión tal cual personajillo famosillo del mundo rosa, y que encima cobre, porque gratis no lo va a hacer, me parece insultante, despreciable, asqueroso.
No es sorpresa que algunas cadenas y programas sean una bazofia repugnante, carroñera, que se dedican cual vertedero a recoger y sacar a la luz toda esta basura maloliente y putrefacta. Pero ya para rizar el rizo, y reírse hasta de la Justicia española, se atreven con un prófugo buscado por la ley sobre el cual pesa una orden de extradición, a cara descubierta y sentado tan ricamente en un salón u otro plató de tv en otro lugar. Y tanto ha gustado, tanto morbo parece que suscita el asunto, que ya hay previstas otras apariciones en otro programa. La cadena encantada con la audiencia y el rédito que está sacando del tema, porque aquí como todo vale y nadie dice nada, nadie toma cartas en el asunto porque el Gobierno debería de preocuparse de que a un prófugo no se le promociona, se le da notoriedad, ni permitir que se alimente a la sociedad con delincuentes ejemplos de que delinquir y encima ser prófugo da fama y dinerillo fácil.
Y los espectadores que lo permiten, que se nutren de cualquier basura, que nadan en el vertedero de la inmundicia con tal de ver algo en la tele. Es lamentable.
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