Sentada con los pies desnudos, espero la caricia fresca que me despierte del invierno, los tenues rayos de sol que calienten mis mejillas, la ligera brisa de sal que se cuele por las rendijas de mi pelo dejando olor a mar en mi cuerpo....no espero nada más, no necesito nada más....observar y escuchar, el azul y el blanco, el murmullo del mar y las gaviotas....un silencio de mar es todo lo que necesito para dejarme ir indefinidamente......pero el tiempo juega sus instantes como quiere y cuando quiere, envuelto en velas blancas agitadas al viento, y destapa recuerdos velados, momentos y palabras que junto a otros tesoros permanecían en el fondo del mar.....inesperadamente resurgen en nuestras vidas ecos de otros tiempos, aparecen por sorpresa, quizás vengan a traernos algo, algo olvidado, algo que nos pertenece, algo nuevo para darnos, o aquello que quedó incompleto, aquello que siempre nos ha faltado....sin un porqué, sin explicación, sin tocar a nuestra puerta....para ciertas cosas es mejor no estar preparados, y después de la primera impresión, ir reaccionando, observar, sentir, meditar....sin dejar llevarse por la emoción, sin espectativas.....las velas igual que se despliegan al viento en un instante, se recogen rápidamente, y cuando miremos de nuevo al horizonte, posiblemente no veamos nada más.... solo nos quedará las huellas de nuestros pies hundidos en la arena.....
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