El destino como simple huida. Alejarnos de lo que no queremos, sino una búsqueda de lo que queremos. A veces estamos huyendo casi constantemente, son muchas cosas las que no queremos, y no es insatisfacción. Es el reconocimiento de situaciones, circunstancias, actuaciones, cosas, personas, que sencillamente no queremos en nuestras vidas. Pero estamos muy atados a casi todo y muchas veces esta huida es muy difícil, complicada, y hasta imposible. Romper con todo hasta nos crea una cierta sensación de egoísmo, inmadurez, irresponsabilidad, maldad, culpabilidad. En cambio es un acto de una madurez responsable, valiente, reflexivo y altruista que hay que saber cuándo y cómo hacer. Llegan determinados momentos, momentos claves que nosotros sabemos, que las huidas son necesarias, por el bien de uno mismo, nuestro crecimiento, más allá del simple placer o bienestar. Encontrar un nuevo camino, un nuevo horizonte, un nuevo comienzo, sin mirar atrás, con las ideas, las emociones y las ganas renovadas, con ilusión, porque hay mucho que escribir aún en el nuevo libro....nunca es tarde......
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