A lo largo de nuestra vida van pasando gente. Gente que tienen un significado, que tienen una presencia, que dejan una huella, y no hablo solo de esos que nos dejan una marca que son parte esencial en nuestras vidas, hablo de los que nos dejan pequeños detalles pero muy significativos o importantes, que irrumpen e interrumpen en nuestra vida privada. Quizás incluso ni los volvamos a ver ni a saber de ellos. Son aquellos que sus palabras, sus miradas, sus gestos, son una luz que nos llega, puede ser alguien en un paseo dado, con una conversación, en un breve y casual encuentro, compartiendo una horas de viaje, o un viaje entero, aquel que conocimos en una clase o taller, aquella con la que compartimos butaca en el teatro, un vecino, el dependiente de la tienda libros, uno con el que cruzamos algunas palabras en un bar, la chica de la limpieza, el kioskero al que compramos el periódico todos los días, el peluquero, el camarero donde solemos comer, el hombre con el que coincidimos en el paseo al perro, la amiga del chat con la que hablamos.....nos dejan algo, nos regalan algo, algo que quizás pueda ser hasta fundamental en nuestras vidas, un sentimiento, una emoción, un deseo, una enseñanza, un mensaje, algo que quizás ni nos demos cuenta en el momento pero que veremos y recordaremos algún día. En el puzzle infinito de nuestra vida, de quién somos, hay miles de piezas, grandes, medianas, pequeñas, muy pequeñas, todas encajan, todas son necesarias para conformar el gran mapa....a veces faltan algunas, quizás muy pequeñas, por lo que el puzzle siempre está incompleto, pero se trata de abrir bien los ojos, y el corazón, y las iremos encontrando, irán encajando, completando....es el regalo de esa gente de paso.....
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