Me llama la atención como en cualquier lugar, en un restaurante, el supermercado, en el metro, en el autobús, en tiendas, en terrazas al aire libre, en oficinas, consultas, etc.....la gente habla con otra, o por el móvil, contando sus intimidades a voz en cuello sin inmutarse de la persona ajena que está al lado, se olvidan, les trae sin cuidado que haya gente a su alrededor, y sin pudor cuentan intimidades propias y ajenas como si tal cosa. Sin ir más lejos me ocurrió hace unos días en la terraza de un café, maldita la hora que tres amigas se sentaron en una mesa próxima a la mía donde yo con placer leía el periódico y tomaba un té. Una de ellas a grito pelado le contó a las otras dos amigas sus últimas historias con su ex, la nueva mujer o novia o amiga de su ex, el hijo de esta, los hijos de ella y su ex, (por cierto, me enteré de como se llama ella, el ex, el hijo que tuvo en con el ex, la nueva mujer, novia o amiga del ex), los huevos que tuvo (dicho textualmente por ella) yendo a casa de su ex y su nueva mujer, novia o amiga para decirles de todo, lo chula y rompedora que estuvo (también dicho textualmente por ella) diciéndoles que la iban a tener que escuchar todo lo que venía a decirles, bla bla bla...y yo con unas ganas de levantarme pegarle dos guantazos y mandarla a freír monas......Es como si hubiese una necesidad de exponer, contar las cosas íntimas, divulgar la vida privada a cualquiera, y la de otros también, mostrarse tal como es y piensa delante de todos, enseñar ese lado......no se si esperando empatía, cercanía, que la gente se aburre o simplemente para ser escuchados, porque importa más hablar y ser escuchados que escuchar. A este paso los secretos desaparecerán y el lado misterioso, interesante, intrigante de las personas.
La parcela nuestra, esa que solo nos pertenece a nosotros, tal parece que la hayamos vendido para así salir de la crisis del vacío y soledad.
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