La confianza

Una de las alegrías de la amistad es saber en quién confiar. Es el ingrediente básico en las relaciones, una cualidad que debemos cultivar y fomentar día a día para construir vínculos sólidos y crecer. Para forjar una amistad sincera es primordial la confianza, tanto el saber darla con saber recibirla, es una habilidad que deberíamos aprender desde muy pronto e ir desarrollándola a lo largo de nuestra vida. Es tan valiosa como delicada, cuesta mucho tiempo y esfuerzo tejerla, y se rompe y se destruye en un instante cuando alguien la traiciona.....delicada y fina con un pétalo de amapola, hay que dejarla que repose casi sin rozarla con los dedos....

¿Soy capaz de darla, son los otros dignos de ella?.....la capacidad de apertura, el valor que tenemos de compartir nuestros sentimientos y nuestra vida con los demás....y la capacidad de ver si los otros son dignos o no de nuestra apertura y confianza......desarrollando ambas cosas y administrando con sabiduría la confianza, se contribuirá a fortalecer nuestras relaciones. Si tenemos miedo de hablar de nosotros, abrirnos, ofrecernos, siempre nos mantendremos cómodamente en ese estado de autoprotección tan conveniente, y probablemente lo que recibamos sea lo mismo, con lo cual se pierde muchas veces la oportunidad de profundizar en la relación con los demás....hay que perder miedos, tener seguridad, y una vez que se decide dar confianza, decidir a quién se da, al que realmente lo merece, y en qué medida, no con todo el mundo es igual....la confianza sin medida, genuina, auténtica, es el regalo más hermoso que podemos dar....y recibir.....