Si pudiéramos cambiar el pasado, enmendar errores, corregir pasos y acciones mal tomadas, posiblemente casi todo el mundo diría que lo haría, pero lo cierto es que el pasado es el pasado, forma parte de nuestra historia personal y de el se aprende. Y con esto no quiero decir que hay hechos en un momento dado de los cuales nos arrepentimos, todos tenemos alguno y más de uno también, pero quizás sirven para enseñarnos, hacernos ver ciertas cosas, y mejorar ciertos aspectos.
De un tiempo a esta parte, momentos de la historia, personas del pasado, a hechos importantes ocurridos se les quiere devolver algo que no se bien qué es, resarcir a personas que tampoco no entiendo muy bien porqué y para qué ya que nada cambia, pero de una manera general, social, de cara a la sociedad por intereses que buscan un fin, queriendo cambiar un poco la historia, lo sucedido, enmendar hechos, errores, y por esa regla de tres desde la Creación deberíamos andar enmendando y cambiando. La historia, las personas, los hechos, es lo que es y son lo que son, sin olvidarlos porque no hay que olvidarlos, ocurrieron, pero nada cambia ni lo ocurrido, ni lo sucedido ni a las personas, ni que el mundo del siglo XXI quiera "compensarlos". El mundo debe seguir avanzando, repito, sin olvidar, pero mirando hacia delante, construyendo el presente y mirando hacia el futuro; mirar atrás solo remueve deseos de cierta venganza y rencores que lejos de crecer, construir, avanzar, paralizan, agotan, se enquistan en el espíritu e impiden un mundo y una vida plena, constructiva, enriquecedora, fraterna. Intentar cambiar ciertas cosas hoy de ayer no significa necesariamente que sea para mejor, entonces las de hoy las deberían cambiar también mañana.
Aprendamos de los errores, de las acciones mal tomadas, de las injusticias, de los momentos y situaciones que nunca deberían haber ocurrido así, para intentar que no vuelvan a suceder y ser mejores.
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