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jueves, 23 de septiembre de 2010

Tacones y cascos

Se habla de terrenos conquistados, derechos, progreso, igualdad, etc...de la mujer, con fotos de ellas con un buzo de trabajo, unas botas de construcción, o un casco, manejando una grúa, trabajando en un túnel, o colgadas de un poste de electricidad. Y la igualdad no es hacer lo mismo que un hombre hace o vestirse como tal. La igualdad yo la entiendo como el reconocer las mismas capacidades y habilidades, la inteligencia, preparación y conocimientos, independientemente de sexos, como personas cualificadas en todos los aspectos para desarrollar una actividad, profesión, trabajo u oficio, tanto en puestos de mando como a niveles de entrada. Independientemente de tacones o cascos. Es gracioso que en nuestro mundo la igualdad se mida, aceptemos y nos contentamos, muchas veces solo por un casco, un buzo o unas botas. La igualdad yo la entiendo también como el reconocimiento de que la mujer puede disponer de su tiempo en la actividad que quiera, como quiera y cuando quiera sin sentirse culpable o señalada, y el reconocimiento a desempeñarse en lo que le guste y no en lo que se supone se debería desempeñar. Nunca fui niña de muñecas, casitas, juegos de comba y goma.
En otros mundos muchas mujeres luchan o quieren llevar la cara descubierta y no las dejan, quieren vestir de otra manera y no las dejan, quieren estudiar y no las dejan, quieren trabajar y no las dejan, quieren salir, hablar y relacionarse con otras personas y no las dejan, quieren pensar, opinar, decidir, y no las dejan. Una lucha por lo mismo que los hombres. Eso más que igualdad es derecho y libertad.
La igualdad, tal vez término mal usado, es el momento en que reconocido todo esto los dos caminen en paralelo, libres y sin competencias.

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